Complacer al cliente es una máxima de cualquiera que ofrezca servicios, pero también existe una instancia de negociación donde se alinean la visión del cliente con la experiencia del asesor. En informática muchas veces nos enfrentamos a clientes caprichosos que ignoran nuestros consejos y nos obligan a un trabajo que jamás llevaríamos adelante si no fuera bajo contrato. Cuando el trabajo tiene como destinatario el ámbito del cliente, podemos pensar que será «su» problema lidiar con el resultado, pero cuando es un trabajo expuesto (como un sitio o sistema web), poner nuestro nombre como autor puede perjudicar nuestra reputación.
Acabo de leer en Usalo que el estandar XHTML implementa un elemento ‘cwt’ (del ingés: Client Want This), que nos permite marcar aquello que es hecho porque el cliente lo ha pedido.
Un punto interesante de esta marcación es que permite analizar el portfolio de los desarrolladores antes de contratarlos y constatar quién sabe y quién no tiene idea de lo que está haciendo.
Tal vez habría que exportar esta idea a otros ámbitos de la informática, como los sistemas de redes, los permisos a archivos, el sistema de filtrado de tráfico y otras áreas sensibles que terminan teniendo algún «memo» de descargo, pero que a la vista de todos el responsable es quién hace los trabajos.