By | 18 mayo, 2010

A un padre se le muere su hija de 9 meses de infección pulmonar y una doctora equivoca el diagnóstico diciendo que murió de muerte violenta con probable violación.  La Prensa considera entonces que se trata de un caso con valor periodístico y el padre y el tío terminan en el noticiero y, ademas del dolor por la perdida, sufren consecuencias sociales de vecinos, amigos y cualquiera que los cruce. (Ver nota en Portal 180)

Una señora trata mal a un niño en una guardería y, ante las pruebas, el juez la condena por «delito de violencia privada» delito por el cual no se condena con prisión. Pero ante la alarma pública con la aparición del video en un noticiero de la TV, el Juez decide procesarla con prisión.  Luego, la señora debe ser trasladada de carcel, pues las propias reclusas quieren dañarla.

Así, podríamos seguir una serie muy interesante de casos, donde el grupo conocido por «La Prensa» es responsable directa de las consecuencias y de la pena aplicada.  Casos en los cuales si La Prensa no estuviera presente (o no hubiera metido la cuchara) los culpables (o inocentes) tendrían otros futuros.

No obstante, parece que La Prensa no está inmersa en esta lógica de causa-efecto y responsabilidad inherente. Como si el derecho a informar estuviera por encima de otros valores y acciones (veracidad, equidad, consecuencias, responsabilidad).

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