By | 26 enero, 2017

He manifestado muchas veces que el correo electrónico es la herramienta más abusada de Internet y a su vez una de las más viejas que se mantiene casi incambiada (casi como fue creada hace más de 40 años), y la gente acostumbrada a una especie de chat por e-mail suele perder noción de su funcionamiento básico, asignándole funcionalidades mágicas y, haciendo reclamos de magia cuando algo no funciona como espera.

Recientemente una empresa de servicios de correo electrónico empezó a clasificar el correo que envia uno de mis clientes como SPAM cuando lo entrega en la casilla de los destinatarios. Los remitentes (mis clientes) comenzaron a reclamarme por esta situación, frente a la que estoy virtualmente atado de manos, una de mis respuestas fue:

Si  mandas una carta por el Correo Uruguayo 
a un amigo en Bélgica y el cartero belga 
deja la carta en el hall del edificio en lugar 
de la buzonera del departamento (donde tu 
amigo revisa todos los dias).

¿Crees que el Correo Uruguayo puede hacer 
algo para que el cartero belga deje la carta 
donde la debería poner al entregarla?

Si llevamos el análisis del e-mail al equivalente del sistema de correo postal, solucionaríamos muy rápido muchos problemas.

¿te ha pasado que te piden hacer magia con el e-mail?

¿tienes alguna experiencia semejante para compartir?

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